lunes, 22 de diciembre de 2014

Un Corazón Naufragado

Posteriormente, conocí a Mónica, una mujer menuda y muy linda, que también me volvió loco y con la que, gracias a Dios, descubrí el sexo. 
Aquello resultó ser delicioso y maravilloso. Nos pasábamos las horas y las horas fundidos en besos y abrazos, como cualquier pareja de enamorados.
Encontramos un lugar secreto, donde dábamos rienda suelta a nuestros instintos y nos fundíamos en un solo ser. ¡Qué dicha haberla hallado!. Pensaba que aquello no terminaría nunca.
Su cuerpo me volvía loco. Un volcán de hormonas en plena erupción, que parecía no tener fin en el día.
Durante esta relación, tuve que hacer el servicio militar, que por entonces era obligatorio. Y casi al final de dicho servicio, la relación empezó  a estropearse. 
No conseguí retenerla a mi lado y la perdí. Algo normal en mi. Soy un desastre.