lunes, 17 de noviembre de 2014

Un Corazón Naufragado

La angustia oprimió mi pecho, hasta tal punto que comencé a llorar.
Lágrimas saladas, que ruedan por mis mejillas y se mezclan con el mar. ¿Estará el mar compuesto por las lágrimas de todos?. El dolor se volvió tan profundo que me desvanecí sobre el madero, al antojo de las olas.
Varias horas después, desperté en la arena de una playa, en una bahía.
Maldita mi suerte, hasta la muerte me abandona.
Me arrastré por la arena, con la angustia en el pecho, hasta una sombra, de una palmera. Con los ojos entreabiertos pude distinguir una playa hermosa, con frondosa vegetación. ¿Acaso un PARAISO?.
Y de nuevo el dolor me sumió en el desvanecimiento.