lunes, 10 de noviembre de 2014

Un Corazón Naufragado

Escrito esto último en el cuaderno de bitácoras, soltó el lapicero y cerró el cuaderno.
...Y se abandonó a sus más profundos pensamientos.
Una violenta sacudida, un fuerte crujido y un chirriar.
Neptuno con su tridente, había partido la nave en dos.
"Alea iacta est", la suerte está echada. Y la nave comenzó a hundirse en la negrura de las profundidades.
Por unos instantes sentí la paz de saber que todo iba a terminar, que iba a morir de seguro, que ya se acabaría el sufrimiento. La muerte venía a por mí, y yo, no me resistiría.
Maldito destino.
Pasados unos segundos, emergió un cuerpo abrazado a un madero, quizá su cruz.
Un Corazón Naufragado, en la inmensidad del mar, en Soledad.